/Alimentando nuestra fé. Filipenses 4:4-7;

Alimentando nuestra fé. Filipenses 4:4-7;

Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! 5 Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. 6 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. 7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Filipenses 4:4-7;

INTRODUCCIÓN. Este es uno de los textos más reconfortantes y alentadores de la Biblia. Los creyentes siempre pueden encontrar fuerza renovada aquí. La maravillosa verdad es que Dios está siempre con nosotros. Él está cerca de todos los creyentes cada momento de cada día y Él sabe lo que está pasando. Es un llamado al gozo y a la vida de oración.

EL TIEMPO Y EL LUGAR EN QUE FUE ESCRITA LA CARTA

Pablo escribió esta carta durante su primer encarcelamiento en Roma en el año 61 – 62 DC. Filipenses 1:12-16; Filipenses, Filemón, Colosenses y Efesios, han sido llamadas “cartas de la prisión”.

El sustantivo “gozo” o el verbo “regocijar” son usados 16 veces en la carta. Pablo habla del gozo en la oración (Filipenses 1:4), gozo en los frutos de su trabajo (Filipenses 4:1) y gozo en el sufrimiento, aun al enfrentar la muerte (Filipenses 2:17). Pablo se regocija donde hay unidad y compañerismo (Filipenses 2:2), encuentra gozo en la ayuda de sus amigos (Filipenses 4:10), y tiene gozo al saber que otros están predicando a Cristo. Anima a sus lectores a regocijarse en su fe, en su relación con el Señor (Filipenses 1:25; 3:1; 4:4) y en la acogida y recibimiento dados a hermanos en Cristo (Filipenses 2:28, 29).

LOS PROPOSITOS DE LA CARTA. Pablo agradece la ofrenda que sus amigos de Filipos le habían enviado (Filipenses 4:10, 14-18). Informa de su situación, y le la seguridad de que su encarcelamiento no implicaba un retroceso del evangelio (Filipenses 1:12-26). Explica por qué enviaba de regreso a Epafrodito, cuando los filipenses habían tenido la intención de que permaneciera junto a Pablo ayudándolo de cualquier manera que necesitase (Filipenses 2:25-30). La carta llevaba también el propósito de animar a los cristianos a soportar el sufrimiento con valentía, a vivir en una sola mente y confiar sus vidas a su Señor en todas las cosas y bajo toda circunstancia (Filipenses 1:27-30; 2:12-18; 3:17-21; 4:4-9).

ALIMENTANDO NUESTRA FE Una de las cosas que vemos en esta carta sobre la vida Pablo es su absoluta confianza y dependencia de Dos. “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” Fil. 4:13; Un hombre de fe, esto nos presenta el desafió de encontrar las razones para alimentar nuestra fe. En nuestro pasaje encontramos tres consejos prácticos para aquello, como también el resultado de practicarlo. Veamos:

I MANTENIENDO EL REGOCIJO V. 4; (Alégrense) El tema del gozo sobresale en esta carta cuando el Apóstol dice a sus lectores: ¡Regocijaos… siempre!, y agrega en el Señor repitiendo la frase aun otra vez: “Estad firmes en el Señor…” El total del vivir cristiano es un asunto de esa relación con el Señor Jesús viviente, en la atmósfera de su presencia y su gracia que lo hace todo posible.

Este es un mandamiento para los creyentes. Pablo repite esto en caso de que nosotros no nos demos cuenta muy bien de lo que él está diciendo. ¡Regocijaos, regocijaos! Eso no es algo que usted y yo podemos lograr por nosotros mismos. Es un fruto del Espíritu: amor, gozo. ¿Se da cuenta? Gozo, esa es la segunda cosa. No hay poder, no hay fortaleza en la vida del creyente, sino es a través del gozo. Aquel que no ha experimentado el gozo del Señor no tiene ningún poder.

II PRACTICANDO OS VALORES DE LA GENTILEZA V. 5; (Amabilidad NVI benevolencia NC.) Hay una calidad de vida que debe ser conocida por todos en cada expresión de la vida y las relaciones interpersonales del cristiano. El término traducido amabilidad por la RVA, admite otras traducciones: “bondad” (DHH); “mesura” (BJ); “gentileza” y “cortesía” en otras versiones. De estas diversas traducciones podemos obtener la idea subyacente. La cercanía al Señor la que motiva esta calidad espiritual en el creyente en todo tiempo.

III DESCANSANDO EN EL SEÑOR v.6 (No se inquieten por nada.NVI. Por nada estéis angustiados RV95.) La ansiedad no tiene lugar en la vida de los cristianos que oran, la oración en sus varias formas: petición, ruego, pero por sobre todo acción de gracias. La fe es vivificada cuando recordamos en acción de gracias lo que Dios ha hecho por nosotros en el pasado. Hay un eco aquí de la enseñanza de Jesús (Mateo 7:7-11). 1 Pedro 5:7; dice algo semejante: “Echad sobre él toda vuestra ansiedad, porque él tiene cuidado de vosotros”, J. A. Bengel señala apropiadamente: “Ansiedad y oración son más opuestos entre sí que el fuego y el agua.”

Por nada estéis afanosos, afanarse revela una falta de confianza en la soberanía y el poder de Dios. Como creyentes, tenemos que darnos cuenta que nuestra confianza en la vida no proviene de nosotros mismos, sino del Dios todo poderoso del universo. Pablo nos dice que no te preocupes por nada. Si nos preocupamos básicamente estamos diciendo que Dios no puede manejar la situación. Por el contrario debemos llevar todo a Dios en oración y su paz guardará nuestros corazones y mentes. Los creyentes, que están firmes en Cristo, responden y soportan las dificultades con la oración agradecida.

Jesús dijo a sus seguidores en el Sermón de la Montaña. “No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir… No os afanéis por el día de mañana…” (Mateo 6:25-34). Tenemos un Padre celestial que nos ama, nos cuida, y es capaz de ayudarnos y apoyarnos. ¿Entonces por qué preocuparse o estar ansioso? Pablo enfatiza nuestra necesidad de llevar todas las cosas, sin excepción, a Dios en oración. Presentamos nuestras peticiones al Señor con confianza dependiendo de su provisión segura para ayudarnos en nuestros momentos de necesidad.

Con acción de gracias presenten vuestras peticiones delante de Dios. La actitud que debemos tener al presentar nuestras súplicas al Señor es una de agradecimiento, confiando en Él para la respuesta que nos revelará a través de Su Espíritu Santo. El problema de muchos es que después de haber expuesto todo ante El, cuando terminan de orar, recogen de vuelta todas las cargas. El Señor desea que confiemos en El hasta el punto en que no nos preocupemos ansiosamente por nada, y oremos acerca de todo.

Sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. La oración se apoya sobre un fundamento. Como dijo el apóstol a los Romanos 10:17; Así que la fe viene del oír, y el oír, por la palabra de Dios. La oración se apoya en la fe, y la fe se apoya en la Palabra de Dios.

Muchas veces, en la vida, al enfrentarnos con momentos de ansiedad o angustia, queremos que Dios cambie todas las circunstancias que nos rodean. Y entonces nos apresuramos a pedirle cosas a Dios: le decimos «No permitas que esto suceda», «Ábrenos esta puerta que se ha cerrado» «Líbranos de esta situación» Pero en estos casos, deberíamos estar orando y diciendo: «Oh Dios, cámbiame, transfórmame».

IV LA PAZ DE DIOS GUARDARA NUESTROS CORAZONES V.7;

Cuando la oración reemplaza a la preocupación sobreviene la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, y esa paz actúa como un centinela que resguarda la mente y las emociones del cristiano de ser abrumadas por un repentino arrebato de miedo, ansiedad o tentación. Esta realidad deberían comprobarla los cristianos diariamente.

“Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Dios nos dará una paz más allá del entendimiento que guardará nuestro corazón y nuestra mente a medida que resistimos y nos mantenemos firmes en el Señor. 1 Pedro 5:10 dice: “Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca.” Podemos tener esta paz maravillosa como creyentes. Dios responderá a nuestras peticiones en Su manera y en Su tiempo, y nos dará Su paz que sobrepasa todo nuestro entendimiento. “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.” (Hebreos 4:16).

Es necesario que haya rendición diaria, y un compromiso renovado con El único que nos guía y nos mantiene fuerte. Una vez que tengamos paz con Dios, entonces podemos ir a disfrutar la paz de Dios cada día. “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera, porque en ti ha confiado” (Isaías 26:3). “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” (Romanos 8:28).

La Biblia nos habla de otras clases de paz que podemos comprender. Hay una paz mundial. Algún día la paz cubrirá la tierra, así como las aguas cubren el mar. Esa paz vendrá por medio de la persona de Cristo, que fue llamado el Príncipe de Paz. También en la Biblia se nos habla de una paz que le viene al ser humano cuando sus pecados son perdonados. Esa es la paz acerca de la cual escribió el apóstol Pablo en Romanos 5:1, cuando dijo: 1Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.

Esa es la paz de la cual Él hablaba cuando dijo, en Mateo: Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Ese es el descanso de la redención. Además, paz como la tranquilidad. Esta es la paz que encontramos en las palabras del Señor Jesucristo en Juan 14:27; cuando El dijo: 27; La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo. Ahora, la paz que se menciona aquí en Filipenses 4, es una paz que sobrepasa todo entendimiento. Es una paz que no podemos de explicar porque supera nuestra capacidad de razonar.