La doctrina cristiana es la expresión organizada de los grandes principios bíblicos que ayudan al creyente a ordenar sus creencias. Cada cristiano ya cree ciertas verdades en cuanto a Dios, Cristo, la salvación, la iglesia y otras doctrinas, pero pocos podemos decir que tenemos nuestras ideas en una forma bien ordenada. Por eso, se ha preparado esta serie de estudios o con el propósito de proveer en una forma sencilla y útil «las doctrinas básicas de la Biblia». Bienvenidos.
Todos los cristianos debemos desarrollar conceptos claros de nuestras creencias y basarlos en la Biblia. Especialmente los líderes de la iglesia deben saber bien de qué hablan.
1. ¿Por qué en este curso es preferible usar la palabra «doctrina» en vez de «enseñanza»?
2. ¿Qué originó el comienzo de asentar en forma escrita la doctrina Cristina? ¿Qué relación tenía aquella situación con el desarrollo del Nuevo Testamento?
3. Dé dos razones por qué estudiamos la doctrina.
4. Dé dos aspectos de lo que debe caracterizar nuestro estudio de la doctrina.
Todo aquel que conozca algo de la Biblia notará, probablemente, que la doctrina es importante. Pablo le escribió a Tito: «Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina» (Tito 2:1). El dejó claramente expresado que cualquiera que acepta el elevado llamamiento al ministerio del evangelio debe enseñar la correcta doctrina.
En 2 Timoteo 3:16 leemos que «toda la Escritura es inspirada por Dios; y es útil para enseñanza» (VM). Aquí «enseñanza» puede traducirse también por «doctrina». El capítulo siguiente contiene una severa advertencia contra aquellos que «no sufrirán la sana doctrina» (4:3).
Estos y otros pasajes de la Biblia indican que la doctrina no es algo que pueda considerarse livianamente. Pero, ¿qué es la doctrina? ¿Por qué uno debe prestarle atención? ¿Por qué, de hecho, debe usted participar de estudios como éste sobre: Doctrinas Básicas de la Biblia?
El Significado de la Doctrina. En la Biblia, la palabra «doctrina» significa «enseñanza». De hecho, en algunas versiones de la Biblia, «doctrina» aparece en algunos pasajes donde otras dicen «enseñanza». Por ejemplo, comparemos 2 Timoteo 4:3 en la Reina Valera con la Versión Moderna. La versión R-V dice: «No sufrirán la sana doctrina.» En la VM, la misma línea dice: «No sufrirán la enseñanza sana.» (Otros ejemplos pueden encontrarse en Marcos 1:27; Mateo 16:22 usando distintas versiones.) Los cristianos usamos más a menudo «doctrina» en un sentido especial.
Usada de esta forma, «doctrina» se refiere no sólo a cualquier enseñanza, sino a una creencia importante que muchos cristianos sostienen en común y que ha pasado de generación en generación.
Al principio, los discípulos de Jesús no tenían que preocuparse de escribir sus doctrinas. Tenían a Jesús con ellos. Aprendieron directamente de sus enseñanzas día tras día. Después que él ascendió a los cielos, la fuente de doctrina más segura fue la enseñanza de los apóstoles. Pero, los apóstoles murieron. Entonces, rodeados de falsas enseñanzas, los cristianos tuvieron que guardarse cuidadosamente contra errores doctrinales. Pero ¿cómo podían saber ellos y sus sucesores cuáles eran las enseñanzas verdaderas de Cristo? La mejor manera de saber era escribir lo que Jesús había enseñado para que las futuras generaciones pudieran conocer la verdad. Y así tenemos hoy esos escritos en las páginas de la Biblia. Por eso miramos la Biblia como nuestra fuente de estudio de la doctrina cristiana.
En 1963 la Convención Bautista del Sur de los Estados Unidos adoptó una declaración a la que se le dio el nombre de «Fe y Mensaje Bautistas». Parte de esa declaración tiene que ver con la importancia de las Escrituras como fuente de nuestras doctrinas. Dice: «La Santa Biblia fue escrita por hombres divinamente inspirados y es el registro de la revelación que Dios hace de sí mismo al hombre. Es un perfecto tesoro de instrucción divina.» Instrucción significa enseñanza o doctrina.
Esta declaración explica por qué los bautistas usan la Biblia para estudiar las doctrinas básicas de nuestra fe.
¿Por Qué Estudiar la Doctrina? La enseñanza y la predicación de la doctrina cristiana no deben tomarse a la ligera. Enseñar la voluntad de Dios a las gentes es algo maravilloso, pero es una ofensa seria guiar mal en cuanto a esa voluntad. No importa si el guiarles erróneamente es hecho a propósito o por ignorancia: la doctrina falsa es siempre falsa.
Los ministros cristianos no tienen la libertad de enseñar cualquier doctrina. Tienen el mandato divino de enseñar la doctrina correcta. Por eso Pablo le insistía a Timoteo, su compañero en el ministerio: «Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad» (2 Timoteo 2:15).
La VP expresa más claramente estas palabras: «Haz todo lo posible por presentarte delante de Dios como un trabajador aprobado, que no tiene de qué avergonzarse, que usa debidamente el mensaje de la verdad.» En el versículo siguiente, Pablo continúa diciendo: «Evita profanas y vanas palabrerías, porque conducirán más y más a la impiedad.» ¿Puede pensar usted en algo más terrible que alejar a la gente de Dios debido a una falsa enseñanza doctrinal?
Pero, ¿cómo puede uno asegurarse de que su creencia doctrinal es correcta? Es fácil para cualquiera presumir que lo que predica y enseña es verdad, simplemente porque él lo dice. Pero ¿qué si lo que dice es un error? ¿Cómo puede uno saber cuál doctrina es verdadera? La única manera de estar seguro es yendo a la fuente, la Biblia.
Vaya a la Biblia una y otra vez. En ella está la verdad. La fe puede haber sido «una vez dada a los santos» (Judas 3), pero los santos deben seguir estudiándola para poder entenderla adecuadamente.
El mantenerse al día doctrinalmente es como usar un mapa en un largo viaje por carretera. ¿Verdad que no se mira el mapa una sola vez al comienzo del viaje? Al contrario, se continúa mirándolo a lo largo del camino para asegurarse de que se está en la dirección correcta. El estudiar las «Doctrinas Básicas de la Biblia» es como volver a mirar nuestro mapa doctrinal.
Cómo Estudiar la Doctrina. Hechos 17:11 presenta la forma ideal de estudiar la doctrina. En este versículo, Lucas nos dice que los bereanos
«recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así». Estos creyentes tenían dos actitudes muy importantes. En primer lugar, ellos comenzaron a estudiar «con toda solicitud», o sea con la mente abierta. En segundo lugar, ellos comprobaron cuidadosamente la verdad de lo que oyeron.
Nosotros debemos estudiar las doctrinas cristianas con las mismas actitudes. Primeramente, debemos hacerlo con «toda solicitud» o sea ansiosos de aprender, abiertos a nuevas ideas. Aquel que ya tiene una idea fija en la mente acerca de algo y no está dispuesto a cambiarla, probablemente no aprenderá mucho. Una persona así es como los miembros de la Sociedad de la Tierra Plana de Inglaterra, que aún, después que los astronautas en su viaje a la luna tomaron fotos de nuestra tierra mostrando su curvatura, siguen declarando que la tierra es plana. Un buen estudiante de la Biblia no asume que ya lo ha aprendido todo acerca de la doctrina. Continúa «escudriñando cada día las Escrituras» para estar seguro de si lo que oye o lee, es verdad.
Adaptado de “Doctrinas Básicas de la Biblia” de Lucien E. Coleman