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El Fruto del creyente

EL FRUTO DEL CREYENTE.

Parábola del SEMBRADOR MATEO 13:1-9, 18-23;

INTRODUCCIÓN. En las Sagradas Escrituras encontramos el desafío de llevar fruto digno de arrepentimiento como característica de una vida cristiana fructífera, surge una pregunta ante esto ¿De qué trata la vida cristiana? Se trata de conocer a Dios y a Su hijo Jesucristo y dar fruto. En el evangelio de Juan, Jesús dijo: “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé.” Juan 15:16;

El apóstol san Pablo dijo: “Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios.” Romanos 7:4;

Juan registra las palabras de JesúsEn esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto” Juan 15:8;

Lo anterior como resultado de andar realmente en una nueva vida en Cristo. 2 Corintios 5:17;

I LLEVAR FRUTO NO ES UNA OPCIÓN. “Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador.  2 Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.  3 Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado.  4 Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.  5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer”. Juan 15:1-5;      Cada creyente es un pámpano o brote que anuncia la llegada de los frutos, revelando con ello la divina circulación de aquella savia que recorre su esencia. No puede haber pámpano de Cristo que no lleve fruto.

Frecuentemente  me preguntan ¿qué clase de fruto debo llevar al Señor? Les respondo lo que creo personalmente. Hay tres fruto visible, básicos del creyente sincero que debe llevar al Señor. Sin descartar otros claro está.

EL FRUTO DEL ESPÍRITU SANTO.Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,  23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Gálatas 5:22-23;         “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”. Efesios 2:10;  

Quienes demuestran estas cualidades en su vida diaria de seguro que están llevando fruto que glorifican a Dios.

FRUTO DE SERVICIO. “58 Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano”. (1 Corintios 15.58).

Tenemos varios ejemplos en la Biblia de los que sirvieron fielmente a Dios. Dios le mandó a Adán que labrara y guardara el huerto (Génesis 2.15). Cristo “anduvo haciendo bienes” (Hechos 10.38). La pregunta importante concerniente a nuestro servicio es: ¿Le agrada a Dios lo que estoy haciendo? El mandamiento es: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado” (2 Timoteo 2.15).

Buscamos agradar a Dios y no al hombre, ni al mundo, ni a los sentimientos personales.   Una vida de servicio a Dios a través de la iglesia es evidente de un cristiano que está  lleva fruto a su Señor. 

FRUTO EVANGELÍSTICOS.   “30 El fruto del justo es árbol de vida; Y el que gana almas es sabio.  Proverbios 11:30; 17 Hijo de hombre, yo te he puesto por atalaya a la casa de Israel; oirás, pues, tú la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte. Ezequiel 3:17; Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;  Mateo 28:19;

El creyente que ha experimentado el perdón de sus pecados, que está convencido que el cielo es real al igual que el infierno, que el pecado separa al hombre de Dios por la eternidad,  no puede estar quieto sin aprovechar toda oportunidad para testificar  de la salvación en Jesucristo.

II TODO ÁRBOL QUE NO DA FRUTO SERÁ CORTADO. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? 17 Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. 18 No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. 19 TODO ÁRBOL QUE NO DA BUEN FRUTO, ES CORTADO Y ECHADO EN EL FUEGO. 20 Así que, por sus frutos los conoceréis. Mateo 7:16-20;

Esto es un pasaje de las Sagradas Escrituras que es fácil  entender su significado

III LA HIGUERA ESTERIL Y LA NUEVA OPORTUNIDAD. 6 Dijo también esta parábola: Tenía un hombre una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella, y no lo halló.  7 Y dijo al viñador: He aquí, hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala; ¿para qué inutiliza también la tierra?  8 El entonces, respondiendo, le dijo: Señor, déjala todavía este año, hasta que yo cave alrededor de ella, y la abone.  9 Y si diere fruto, bien; y si no, la cortarás después. Lucas 13:6-9;

Dios siempre da otra oportunidad para llevar fruto.

IV EL LLEVAR FRUTO DEPENDE DE LA CALIDAD DEL TERRENO. “Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno. El que tiene oídos para oír, oiga” Mateo 13:8-9 Este texto es parte de la parábola del sembrador cuya semilla cayó en tres distintos lugares; primero en el camino, luego entre pedregales y espinos, pero al final cayó en buena tierra, y es allí exclusivamente donde dio fruto abundante.

Conocemos que la semilla hace referencia a la PALABRA DE DIOS: «El sembrador es el que siembra la palabra» (Mr 4:14). El Reino de Dios comienza con la predicación de la Palabra y por eso debemos confiar en la predicación de la Palabra más que en cualquier otra cosa. La Palabra de Dios, al igual que la semilla, tiene vida en sí misma. Allí donde se le da la oportunidad, demostrará su poder viviente en la producción de fruto. «La fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.» (Ro 10:17) «Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.» (1 P 1:23)

Por último, notemos que el grano es igualmente bueno en todos los casos. La variación en el resultado depende enteramente del terreno en el que la semilla cae.

El sembrador. En esta parábola, el sembrador es el mismo Señor. «El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre Jesucristo.» (Mt 13:37) Está claro para nosotros que cualquier pastor, misionero, evangelista, o creyente que predique fielmente la Palabra de Dios, es también un sembrador. «El sembrador es el que siembra la palabra.» (Mr 4:14) 

La labor del sembrador es llevar la Palabra a todo tipo de personas. Es cierto que produce mucha tristeza cuando pensamos en la cantidad tan grande de la preciosa semilla que se siembra en vano y se pierde, pero llegará un día en que se pedirá cuanta a los hombres por ella 48 El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero. (Jn 12:48). Salmos 126;5-6;

CUATRO TIPOS DE SUELO. Mateo 13: 18-23; El suelo o terreno es el corazón humano. Se mencionan cuatro tipos diferentes en función de las distintas formas en que la Palabra es tratada por los que la oyen. La semilla es la misma en todos los casos y la diferencia en el rendimiento depende enteramente del tipo de suelo donde es sembrada.

UNA PARTE DE LA SEMILLA CAYÓ «JUNTO AL CAMINO», Vs. 13:19; en un terreno tan duro que no podía hundirse en el suelo, de modo que las aves pudieron comerla sin que hubiera dado señal alguna de vida. Hace referencia a personas insensibles, que como el sendero por el que ya han pisado muchos, así también ellas han rechazado tantas veces la Palabra que al final sus corazones han quedado endurecidos. También puede referirse a personas con conciencias bloqueadas por causa del pecado. Gente que cree que no necesita nada, que se sienten autosuficientes y se muestran indiferentes a la predicación de la Palabra porque les parece una cosa ridícula o inútil. En todos estos casos, Satanás no tiene ninguna dificultad en quitar la semilla que ha sido sembrada.

«EN PEDREGALES» Vs. 20-21 quiere decir más bien en tierra poco profunda, extendida sobre la roca donde no había humedades ni nutrientes. Empezó a germinar, pero no pudo echar raíces, y el sol pronto quemó la pequeña planta. Son una ilustración de personas que reciben superficialmente la Palabra. Dependen de sus emociones y sentimientos pero no tienen convicciones profundas y sinceras. Por eso, al hallarse frente a la oposición o a la persecución, vuelven al mundo.

EN EL TERCER CASO, LA SEMILLA «CAYÓ ENTRE ESPINOS» Vs. 22 y aunque la germinación fue perfecta y el crecimiento bueno, las espinas la oprimieron de tal forma que no llevó fruto. Cuando la semilla se sembró, el terreno parecía estar bastante limpio, pero allí estaban las semillas de los espinos que «nacieron juntamente ella» (Lc 8:7). Es una ilustración de las muchas cosas que tratan de desplazar a Cristo del lugar supremo que le corresponde y que ahogan su Palabra. Los intereses y las preocupaciones: personas ansiosas, nerviosas, siempre en tensión, constantemente preocupadas por las cosas de la vida: ¿qué comeremos? ¿qué beberemos? ¿con qué nos vestiremos? Las riquezas: Personas interesadas por enriquecerse, buscando entretenimientos y placeres. Notemos que Jesús se refiere a ellas como «el engaño de las riquezas». Lo que muestra la naturaleza engañosa de las riquezas, que siempre ofrecen satisfacer y nunca llegan a cumplir su promesa. El deseo de otras cosas: Gente inquieta, yendo siempre de un lado a otro, incapaces de permanecer mucho tiempo en un mismo sitio como para echar raíces, sin rumbo fijo, de una experiencia a otra. Mientras que el sol seca rápidamente los tallos tempranos que surgieron en los pedregales, los espinos ahogan lentamente la espiga.

EN EL ÚLTIMO CASO ENCONTRÓ EL TERRENO BIEN PREPARADO, Vs 23. y no sólo germinó sino que creció y dio su fruto plenamente, bien que con diferencias de rendimiento: «y produjo a treinta, a sesenta, y a ciento por uno» (Mr 4:8). Se trata de personas que escuchan la Palabra con un corazón deseoso de conocer y hacer la voluntad de Dios, y en estas circunstancias, siempre produce fruto. Aunque mucho del trabajo parece ser en vano y sin éxito para los ojos humanos, el Reino de Dios ha de ir adelante conforme a los propósitos de Dios. Nuestro siglo, al igual que el primero, se caracteriza por fracasos al igual que por éxitos en la obra cristiana. El que haya personas que rechazan nuestros esfuerzos por esparcir el Evangelio no debe frustrarnos a tal grado que nos demos por vencidos. No olvidemos que al Señor también pasó por lo mismo. 

No todos los cristianos experimentan el mismo grado de fructificación, porque tampoco todos los cristianos son igualmente fieles, leales, valientes, humildes, consagrados… al Señor.

 “A CIENTO POR UNO» Pastores Misioneros, evangelistas todos aquellos que se dedican enteramente a predicar el evangelio y a extender el Reino de Dios y por lo tanto viven de ello.

“A SESENTA POR UNO” Aquellos que dedican en sus tiempos libres a servir al Señor en algún ministerio. Grupos de estudios bíblicos, Alabanzas, trabajo con los niños, damas varones…

“A TREINTA POR UNO” Aquellos que apoyan a su iglesia fielmente con sus ofrendas, Diezmos, oraciones, Invitando a personas en los cultos, en las campañas etc.

CONCLUSIÓN. Todos hemos sido llamados a llevar fruto al Señor. Lo estás haciendo. Sino lo haces el Señor te cortará, estas obstaculizando el crecimiento de la obra del Señor. Pero si te arrepientes Dios te da otra oportunidad un año más como a la higuera. Entonces la pregunta es, ¿a clase de terrenos quieres pertenecer? Gloria a Dios por los que ya están dando fruto. Pero los que no están tienen un una nueva oportunidad. Prepara tu corazón para que sea un buen terrero, comienza a abonarlo, con arrepentimiento genuino, oración constante y servicio, hoy es el día de decidir, a qué clase de terreno quieres pertenecer. Solo hay uno que acepta El Señor. El de  treinta, a sesenta y ciento por uno.

¿Dónde están los que quieren ser del Ciento por uno?

¿Dónde están los que quieren ser al sesenta por uno?

¿Dónde están los de treinta por uno?

¿Dónde están los que necesitan todavía comenzar aceptando a Cristo como su Señor y salvador?. Oremos.