En consonancia con el espíritu de la Constitución del República, como ciudadanos y ciudadanas del pueblo soberano del Ecuador, reconociendo nuestras raíces milenarias forjadas por mujeres y hombres de distintos pueblos; celebrando a la naturaleza de la que somos parte y que es vital para nuestra existencia; invocando el nombre de Dios y apelando a la sabiduría de todas las culturas que nos enriquecen como sociedad; como herederos de las luchas sociales de liberación frente a todas las formas de dominación y colonialismo ideológico, y con un profundo compromiso con el presente y el futuro, nos dirigimos a nuestras autoridades y a la ciudadanía en general para hacer un llamado a una convivencia ciudadana en diversidad y en armonía con la naturaleza para alcanzar el bien común de una sociedad que respete, en todas sus dimensiones, la dignidad de las personas y las colectividades.
En ese sentido, los ciudadanos y asociaciones de inspiración cristiana a los que representamos, requerimos que las autoridades de turno respeten y garanticen en todas sus actividades y decisiones derechos humanos universales e inalienables como la libertad de pensamiento y de conciencia, la libertad de profesar libremente una creencia religiosa y de manifestarla, practicarla y enseñarla en público y en privado, el derecho de asociarse con otras personas para promover, ejercer y proteger nuestros intereses legítimos de orden político, económico, religioso, social, cultural, educativo, y el derecho a que se proteja la vida desde la concepción, la familia natural como elemento fundamental de la sociedad y el derecho preferente de los padres a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos conforme están consagrados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, y que se manifiestan en la vivencia efectiva de la vasta mayoría de los ecuatorianos así como en la Constitución de la República.
Especialmente, ratificamos que es de vital importancia que en todo acto normativo y decisión administrativa de las autoridades de turno se respeten:
- Los valores culturales y las convicciones cristianas de la mayoría de los ciudadanos del Ecuador que como pueblo tenemos el derecho inalienable a la libre determinación política, social y cultural;
- La identidad sexual natural de hombres y mujeres como expresión objetiva de la dignidad inherente a todos los miembros de la familia humana;
- La expresión de la fe y los valores cristianos manifestados públicamente, de manera individual o en asociaciones para promover, ejercer y proteger sus intereses legítimos de orden político, económico, religioso, social, cultural y educativo;
- La libertad de los padres para garantizar que sus hijos reciban la educación integral, religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones en armonía con el interés superior del niño;
- El objeto de la educación en todos sus niveles (primario, secundario y superior), que consiste en promover el pleno desarrollo de la personalidad
humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales, favoreciendo la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos.
Finalmente, hacemos un llamado a la ciudadanía en general y a las organizaciones sociales y eclesiales a participar de manera activa a favor de la vida, la familia y las libertades fundamentales.