24 “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras y las hace, será semejante a un hombre prudente que edificó su casa sobre la peña. (Lucas dice: cavó profundo y puso los cimientos sobre la roca). 25 Y cayó la lluvia, vinieron torrentes, soplaron vientos y golpearon contra aquella casa. Pero ella no se derrumbó, porque se había fundado sobre la peña. 26 “Pero todo el que me oye estas palabras y no las hace, será semejante a un hombre insensato que edificó su casa sobre la arena. 27 Cayó la lluvia, vinieron torrentes, y soplaron vientos, y azotaron contra aquella casa. Y se derrumbó, y fue grande su ruina.”
Objetivo. Demostrar a los presentes la importancia de poner en práctica las enseñanzas de Jesús al observar las consecuencias de la historia de esta parábola.
Introducción: Esta parábola basada en la conducta. Tanto los prudentes como los insensatos se describen como el que simplemente oye mis palabras, y la diferencia que está en hacerlas (el fruto de los vv. 16-20). Toda esta sección final del discurso (del sermón del monte) nos deja incómodos ante la demanda de considerar no sólo lo que profesamos, sino si se basa en una relación genuina con Jesús que resulta en una vida de verdadero discípulo que pone en práctica sus enseñanzas. Lo que más importa en realidad es obedecer estas (y otras) palabras de Jesús. La persona que las escucha y no las obedece es completamente necia. La persona que oye y obedece estará segura en el día del juicio, así como la persona que construye una casa con sólido fundamento en la roca.
I EL QUE OYE MIS PALABRAS. V 24. El auditorio presente delante de Jesús era el miso que había escuchado el Sermón del monte Mateo. Capítulo 5 – 7
Las bienaventuranzas 5: 1 – 12
La sal y la luz 13 Ustedes son la sal de la tierra. 14 Ustedes son la luz del mundo.
El homicidio 21 Ustedes han oído que se dijo a sus antepasados: “No mates,19 y todo el que mate quedará sujeto al juicio del tribunal.” 22Pero yo les digo que todo el que se enoje20 con su hermano quedará sujeto al juicio del tribunal. Es más, cualquiera que insulte21 a su hermano quedará sujeto al juicio del *Consejo. Pero cualquiera que lo maldiga22 quedará sujeto al juicio del infierno.23 »Por lo tanto, si estás presentando tu ofrenda en el altar y allí recuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, 24 deja tu ofrenda allí delante del altar. Ve primero y reconcíliate con tu hermano; luego vuelve y presenta tu ofrenda.
El adulterio 27 Ustedes han oído que se dijo: “No cometas adulterio.”25 28 Pero yo les digo que cualquiera que mira a una mujer y la codicia ya ha cometido adulterio con ella en el corazón
Los juramentos 34 Pero yo les digo: No juren de ningún modo: ni por el cielo, porque es el trono de Dios; 35 ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. 36 Tampoco jures por tu cabeza, porque no puedes hacer que ni uno solo de tus cabellos se vuelva blanco o negro. 37 Cuando ustedes digan “sí”, que sea realmente sí; y cuando digan “no”, que sea no. Cualquier cosa de más, proviene del maligno.
Otras. El amor a los enemigos
El dar a los necesitados
La oración
El ayuno
Tesoros en el cielo
El juzgar a los demás
El árbol y sus frutos.
El sabio pone en práctica el sermón del monte Mateo 7:24-29.
La importancia de oír. «Cualquiera, pues, que me oye estas palabras». Jesús siempre llamó la atención acerca de la manera correcta de escuchar su palabra. A. Mat. 13:9, «El que tiene oídos para oír, oiga». Mar. 4:24, «Mirad lo que oís». Luc. 8:18, «Mirad cómo oís».
B. Rom. 10:17, «Así que la fe es por el oír, y el oír por la palabra de Dios». Por lo tanto, es sumamente importante oír las palabras de Cristo. Muchísimas personas no las oyen. La Biblia para ellos es libro desconocido, es un libro cerrado. La Biblia ni siquiera se encuentra en muchos hogares, y en muchos otros es puro ornamento. Los humanistas hacen burla de estas enseñanzas para destruir todo aspecto de la moralidad bíblica para promover el libertinaje.
C. Entre los que oyen estas palabras, hay cuatro clases de oyentes según (Mat. 13:3-9, 18-23).
II. Y LAS HACE “PONE EN PRÁCTICA” (La Biblia de las Américas). La diferencia está en hacerlas v 24. Es una gran bendición oír la palabra de Cristo, pero no basta con solamente oír.
Muchos están contentos con solamente oír la palabra y leerla. Existe una actitud muy peligrosa con respecto a oír la palabra. Muchas personas leen la Biblia, permiten que se les presente estudios bíblicos, y aun asisten a las reuniones. Pero hasta allí llegan. Dicen que reciben una gran bendición porque leen y oyen la palabra. Se sienten muy contentos, muy bendecidos por hacerlo. Después de oír una lección dicen, ¡Qué bonito fue el sermón! ¡Me gustó mucho! No dejan de aplaudir al maestro o predicador, pero creen que basta con solamente oír.
«La gente se admiraba». La gente que escuchó el Sermón del Monte se admiraba de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas. Reconocieron que Jesús no decía, «Así dice el Rabí Hillel», o «Así dice el Rabí Shammai», etc., sino que dijo, «Pero yo os digo».
Pero ¿cuántos de ellos ponían en práctica este sermón? Es lo que Jesús buscaba y busca. El no busca personas que simplemente «se admiren» de Él y de su doctrina. El no vino al mundo para exhibir su talento y capacidad como el Maestro de maestros. El busca verdaderos discípulos
Las palabras importantes son hacer, obedecer, poner en práctica. Esto es lo que El busca. Véanse Mat. 6:10; 7:21, 24; 12:50; Luc. 6:46; 11:28; Jn. 7:17; Rom. 2:13; 1 Jn. 3:7, etc.
¿Poner en práctica qué cosa? «Estas palabras», el Sermón del Monte, y, desde luego, por extensión, todas sus enseñanzas.
III PRUDENTE = Sensato, juicioso, cuerdo, reflexivo, maduro, atinado.
24 “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras y las hace, será semejante a un hombre prudente que edificó su casa sobre la peña. (Lucas dice: cavó profundo y puso los cimientos sobre la roca). 25 Y cayó la lluvia, vinieron torrentes, soplaron vientos y golpearon contra aquella casa. Pero ella no se derrumbó, porque se había fundado sobre la peña.
El hombre sabio (prudente) es el que pone en práctica estas enseñanzas.
A. Hay muchos «sabios» que no son sabios. Job 32:9, «No siempre los grandes son sabios» (VM). Los de años avanzados deben ser sabios, pero la mayoría de ellos ni siquiera obedecen al evangelio. El mundo ha sido bendecido por hombres muy sabios en su campo de estudio (científicos, médicos, matemáticos, etc.), pero esto no necesariamente significa esto que los tales poseen la sabiduría verdadera. Se cree a veces que si alguno de éstos habla sobre asuntos religiosos, deben escucharse con mucho respeto. Pero, por lo contrario, «el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría» (1 Cor. 1:21). «Profesando ser sabios, se hicieron necios» (Rom. 1:22). Hay muchísimos profesores que no son nada sabios en el sentido de Mat. 7:24, sino más bien se identifican con los insensatos mencionados en este texto.
B. La Biblia habla mucho acerca de la sabiduría verdadera. (1). Prov. 9:10, «El temor de Jehová es el principio de la sabiduría, y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia».
C. Debemos mostrar la sabiduría en la conducta. Sant. 3:13, «¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre». Es precisamente lo que Jesús dice en Mat. 7:24; es necesario poner en práctica estas enseñanzas para ser sabio. Los únicos sabios son los que siguen la sabiduría «que es de lo alto» y ponen en práctica las hermosas enseñanzas del Sermón del Monte.
D. Los sabios no tropezarán. Prov. 4:10-13, «Oye, hijo mío, recibe mis palabras, y muchos serán los años de tu vida. Por el camino de la sabiduría te he conducido, por sendas de rectitud te he guiado. Cuando andes, tus pasos no serán obstruidos, y si corres, no tropezarás. Aférrate a la instrucción, no la sueltes; guárdala, porque ella es tu vida» (LBLA).
IV. LOS DOS FUNDAMENTOS (CIMIENTOS).
A. La casa de esta ilustración es la vida, el carácter, la preparación.
B. El sabio o prudente, el que pone en práctica las palabras de Jesús, «cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca» (Luc. 6:48), un fundamento firme y duradero. 1 Jn. 2:17, «el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre». Prov. 12:7, «la casa de los justos permanecerá firme».
C. El insensato, el que no pone en práctica estas enseñanzas, «edificó su casa sobre la arena».
V. VIENEN LAS PRUEBAS DE LA VIDA.
A. Descendió lluvia, vinieron ríos (los torrentes, una inundación) y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra (azotaron) las dos casas. Este lenguaje indica fuertes pruebas. Todos son azotados y sacudidos por contratiempos, problemas, dificultades, aflicciones, tribulaciones de toda clase. La vida es una prueba. Es una disciplina, una escuela de preparación.
B. Los que ponen en práctica las enseñanzas de Jesús aguantan y soportan todas las pruebas de la vida, los demás no. El obedecer o no obedecer es el fundamento, la base de la vida. Determina todo el curso de la misma.
C. ¿En qué sentido somos probados? Pensando en el contexto, o sea, en el mismo Sermón del Monte, considérense los siguiente.
1. La prueba del carácter. El carácter de todos se sujeta a duras pruebas todos los días, en el hogar, en el trabajo, en la escuela, y en todas las relaciones y actividades de la vida. Las tentaciones y pruebas, como tormentas violentas, nos azotan y atacan los cimientos de la vida. Los vientos y las inundaciones que nos sacuden y azotan prueban y manifiestan la clase de fundamento que escogimos para nuestra casa. Pero el carácter desarrollado y afinado por las bienaventuranzas y las demás enseñanzas del Sermón del Monte soporta todo ataque contra el alma. Esta «casa» resiste porque está cimentada sobre la Roca que es Cristo.
2. La influencia en el mundo es probada (Mat. 5:13-16). Nuestra influencia es probada todos los días. ¿Somos en verdad la sal de la tierra, la luz del mundo? El fundamento determina esto. La obediencia es el fundamento sólido que produce la buena influencia. La falta de obediencia destruye la influencia.
3. La prueba de nuestra relación con otros (Mat. 5:21-48). Los que no practican las enseñanzas de Jesús hacen las obras de la carne (Gál. 5:19-21). Los problemas y conflictos de la vida solamente producen odio, amargura y pleitos entre hombres. La casa de estos es azotada por los vientos y ríos de pasiones humanas y cae. Pero los que ponen en práctica las enseñanzas de Jesús llevan el fruto del Espíritu (Gál. 5:22,23).
4. La prueba de la confianza. (Mat. 6:19-34; 7:7-11). ¿Confiamos en Dios o en las cosas materiales? ¿A cuál de los dos servimos? ¿Nos preocupamos (nos afanamos) por las cosas materiales o por los asuntos del reino? Todos son probados en este sentido todos los días. Job 14:1, 2, «El hombre, nacido de mujer, corto de días y lleno de turbaciones, como una flor brota y se marchita, y como una sombra huye y no permanece» (LBLA). La vida está llena de problemas serios. Hay enfermedades, aflicciones, pérdidas, quiebras, desempleo, revoluciones y toda clase de «turbaciones». ¿En quién o en qué confiaremos? ¿Adónde iremos para buscar ayuda y apoyo? Así somos probados. ¿Resistirá la casa o caerá?
5. De esta manera nuestra casa (vida) es probada con respecto a todas las enseñanzas de Jesús. Seguimos en pie si las obedecemos, caemos si no lo haceos.
IV INSENSATO = Loco, insano, demente, orate, estólido, desquiciado, desaconsejado, fatuo. 26 “Pero todo el que me oye estas palabras y no las hace, será semejante a un hombre insensato que edificó su casa sobre la arena. 27 Cayó la lluvia, vinieron torrentes, y soplaron vientos, y azotaron contra aquella casa. Y se derrumbó, y fue grande su ruina.”
Conclusión. Por lo tanto, los que no ponen en práctica estas palabras no son sabios, sino insensatos. Por educados que sean son insensatos. Construyen su casa como casa de verano en lugares placenteros pero sin tomar en cuenta las pruebas de la vida. Job 8:13-15, «Tales son los caminos de todos los que olvidan a Dios; y la esperanza del impío perecerá; porque su esperanza será cortada, y su confianza es tela de araña. Se apoyará él en su casa, mas no permanecerá ella en pie; se asirá de ella, mas no resistirá». Prov. 10:25, «Como pasa el torbellino, así el malo no permanece; mas el justo permanece para siempre». (Véase 1 Jn. 2:17).
El autor Lcdo. Jhonny H. Quinde Ávila es el actual pastor de la Primera Iglesia Bautista de la ciudad de Milagro – Guayas Ecuador. www.facebook.com/primera.bautistademilagro