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La resurrección del hijo de la viudad de Naín

LA RESURRECCIÓN DEL HIJO DE LA VIUDA DE NAÍN

11 Aconteció después, que él iba a la ciudad que se llama Naín, e iban con él muchos de sus discípulos, y una gran multitud. 12 Cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que llevaban a enterrar a un difunto, hijo único de su madre, la cual era viuda; y había con ella mucha gente de la ciudad. 13 Y cuando el Señor la vio, se compadeció de ella, y le dijo: No llores. 14 Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron. Y dijo: Joven, a ti te digo, levántate. 15 Entonces se incorporó el que había muerto, y comenzó a hablar. Y lo dio a su madre. 16 Y todos tuvieron miedo, y glorificaban a Dios, diciendo: Un gran profeta se ha levantado entre nosotros; y: Dios ha visitado a su pueblo. 17 Y se extendió la fama de él por toda Judea, y por toda la región de alrededor. Lucas 17:11-17;

INTRODUCCIÓN. La historia de la curación de una persona a punto de morir (Lucas 7:2) es seguida por el levantamiento de un muerto en Naín, En los evangelios se menciona la resurrección de tres personas por el poder de Jesucristo y de manera directa: la resurrección del hijo de la viuda de Naín, la resurrección de la hija de Jairo (Marcos 5 22-23, 35-43;) y Lázaro Juan 11:43-44; Parece ser que cronológicamente, el primer milagro de resurrección de Jesús fue el del hijo de la viuda de Naín.

Los judíos en los días de Jesús estaban familiarizados con las resurrecciones del Antiguo Testamento hechos por Elías (1 Reyes 17:10-24) y Eliseo (2 Reyes 4:18-37).  Conocían en detalle estas historias.

Elías invocó la ayuda de Dios para poder devolver la vida del hijo muerto de la viuda de Sarepta (1 Reyes 17:10-24).  La analogía entre esta historia y la de Jesús y la viuda de Naín son sorprendentes. Elías y Jesús llegan a una puerta (1 Reyes 17:10, 17; Lucas 7:12).  Los dos tratan a una viuda cuyo único hijo ha muerto (1 Reyes 17:17-18; Lucas 7:12).  Elías clama al Señor, y Jesús tiene compasión (1 Reyes 17:20-21; Lucas 7:13).  Elías se pone sobre el niño, y Jesús toca el féretro (1 Reyes 17:21; Lucas 7:14).  “El alma del niño volvió a él, y revivió” y “Se incorporó el que había muerto, y comenzó a hablar” (1 Reyes 17:22, Lucas 7:15).  Los dos, Elías y Jesús “se lo entregaron a su madre” La madre le dijo a Elías, “Ahora conozco que tú eres varón de Dios, y que la palabra de Jehová es verdad en tu boca” y la multitud dijo de Jesús, “un gran profeta se ha levantado entre nosotros” (1 Reyes 17:24 y Lucas 7:16)

Eliseo resucitó al único hijo de una mujer sunamita (2 Reyes 4:18-37).  El lugar donde Jesús resucita al hijo de la viuda se encuentra cerca de donde Eliseo resucitó al hijo de la mujer sunamita (Myers, 747, 946;)

La ciudad de Naín, era una aldea al sur de Nazaret. Se ubica a (9 kilómetros) Aproximadamente

I DOS MULTITUDES. Vs. 11- 12; En este milagro encontramos dos grupos de personas totalmente distintas. Con Jesús marchaba una gran multitud entre ellos iban sus DISCIPULOS y una gran multitud. Los discípulos fieles a su maestro, dispuesto a hacer lo que él les mandara, la multitud esperando recibir algo de Jesús, ellos querían ver milagros y los veían, siempre esperaban recibir algo. Aquí vemos una diferencia entre los Discípulos y la multitud, sucede igual en nuestros días, tenemos en nuestras iglesias discípulos, aquellos que están listos para trabajar por su maestro, y lo hacen por amor, por agradecimiento, la multitud sólo busca recibir algo de Jesús, sucede igual en nuestros días. Este grupo que se disponía a entrar por la puerta de la ciudad seguramente irían hablando y gozándose de estar con Jesús, el Maestro.

En contraste, vemos la otra multitud, ellos iban llorando y con una gran tristeza salían de la ciudad. Vemos a una madre que va a enterrar a su joven hijo, llena de dolor y desconsuelo, esta multitud marchaba tras el cortejo fúnebre, llevando a enterrar a este joven fuera de la ciudad. ¡Qué contraste entre las dos multitudes! Una rebosando de vida y esperanza, otra de muerte y tristeza. Donde el Señor está presente hay esperanza, donde está ausente hay desesperación y muerte.

II LA COMPASIÓN DE JESÚS V 13. (Compasión Sentimiento de tristeza que produce el ver padecer a alguien y que impulsa a aliviar su dolor o sufrimiento, a remediarlo o a evitarlo). Jesús sintió este sentimiento especial porque la madre era una viuda que tenía un solo hijo para sostenerla. Lucas deja ver las circunstancias desesperantes de esta mujer, ya era viuda, y ahora sufre la muerte de su único hijo.  Si esto es terrible para cualquier mujer, en los días de Jesús este sufrimiento era doble, no solo era una tragedia personal, sino también una catástrofe económica que dejaba a la mujer sin ningún medio para mantenerse. Recordamos que en aquellos días a falta del esposo el hijo mayor asumía las responsabilidades del hogar. En otras palabras, esta mujer estaba sola ahora, sin esposo y sin su único hijo, no tenía ninguna esperanza.

Cuando Jesús vio a la mujer que caminaba junto al féretro llorando desconsoladamente, tuvo compasión. Sentimiento muy profundo que viene de muy adentro, sintió el dolor tan grande que estaba sufriendo esa viuda por su hijo.

Vemos como Jesucristo entiende a la mujer. Sabe por lo que está pasando. Aprendemos algo muy importante sobre este hecho. Él sabe cada una de tus circunstancias, te conoce por tu nombre y conoce tus problemas, tus dolores, tus soledades, tus tristezas. Él sabe aún sin que tú se lo digas. Él es Dios. Él se compadece de ti y muestra su compasión para con los pecadores.

Vemos ante la situación de la mujer que es Jesús quien se acerca a ella y le dice: “No llores” (v.13) Se acerca para consolarla en su dolor y tristeza. La Biblia dice que Jesucristo nuestro Señor y Salvador no cambia, “Él es el mismo ayer, hoy y por los siglos” (Hebreos 13:8). Su compasión para los que sufren sigue siendo igual. El siempre se interesa por nuestras preocupaciones, sean las que sean, “Venid a mi todos los que estáis trabajados y cansados que yo os haré descansar”. Él nunca nos fallará, busquemos el consuelo y su fortaleza ante cualquier situación difícil que atravesemos.

No había nada especial en esta mujer que mereciera que su hijo sea resucitado, tampoco en el joven. Ella no buscó nada, ni le pidió nada a Jesús. Fue Jesús quien se acercó a ellos, fue Él el que tomó la iniciativa, fue Él el que quiso hacer ese milagro por su pura compasión y voluntad.

III EL PODER DELA RESURRECCIÓN Vs 14-15; Jesús detuvo la procesión fúnebre, me imagino que este fue un momento de mucha expectativa, sus discípulos pensarían, ¿y ahora que va a hacer el maestro?, la multitud que iba con Jesús posiblemente guardo silenció. De la multitud que iba con el difunto no faltaría aquel que pensaría que era una arbitrariedad de Jesús el detener la procesión. Jesús ordenó al joven que se levantara. Esta palabra ordenada fue suficiente para devolverle la vida al joven hijo de la viuda. De la misma manera lo hace con la hija de Jairo, le dijo “Talita cumi; que traducido es: Niña a ti te digo, levántate”. A Lázaro le dijo: ¡Lázaro, ven fuera!; y a este joven le dijo: “Joven, a ti te digo, levántate”. En los tres casos, utiliza el poder de su Palabra.

Hay poder en la Palabra de Dios. La Biblia dice que fue por su Palabra que hizo el universo y todo lo que hay en el mismo. En Lucas 7:7; el centurión le dice a Jesús que diga la palabra y su siervo sanará. La Biblia dice: “Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Hebreos 4:12). Leer también Isaías 55:10-11.

De igual manera, la palabra de Dios nos habla a nosotros con poder. El joven estaba muerto, pero por la palabra de Jesús resucitó, fue vuelto a la vida. Jesús se dirigió a él personalmente, e incluso tocó el féretro, que para un judío tocar algo relacionado con un muerto, le hacía inmundo, pero no así con Jesús. De igual modo, también Jesús nos habla de manera personal a cada uno, y nos puede traer a la vida espiritual, aunque estemos muertos en nuestros delitos y pecados.

IV UN PUEBLO QUE GLORIFICA A DIOS. V. 16; El pueblo comprendió qué Jesús tiene poder aún sobre la muerte, y la gente se llenó de una mezcla de terror y gozo ante lo sobrenatural. Recordaban que Elías y Eliseo habían obrado maravillas semejantes (1 Reyes 17:17-24; La viuda de Sarepta. 2 Reyes 4:18-37; Eliseo resucita a un muchacho) y vieron la mano de Dios en acción.

Cuál sería su reacción si usted en medio de un velorio ve a que alguien que está muerto por horas de pronto se levanta? Recuerdo en mi niñez mi papá me compartió una historia. Un mujer esposa de un familiar de mi papá (yo conocí a esta mujer y la recuerdo muy bien) Un día murió, ellos vivían en el campo y fueron a comprar el ataúd, la pusieron en el mismo, en un momento determinado ante el espanto de los presentes se sentó, y dijo denme agua, tengo sed, mi papá me contó que no faltó aquel que se lanzó por la ventana y otros salieron corriendo, alguien más prudente le dio agua, luego ella, la muerta preguntó qué ha pasado quién se ha muerto… Ella volvió a la vida y vivió algunos años más, el ataúd se apolilló, lo vi personalmente, se entretejían comentarios en cuanto al suceso. Utilizaban esta historia para infundirnos temor, cuando veíamos a la señora en la ventana y teníamos que pasar por su casa en nuestra inocencia corríamos. Ella volvió a la vida, hoy sabemos que hay casos así explicado por la ciencia.

Las multitudes reconocieron la mano de Dios obrando a través de Jesús al reconocerle como un gran profeta. Iglesia de Cristo el mundo a nuestro alrededor necesitan reconocer que Jesús sigue obrando maravillas, ellos van a glorificar a Dios cuando las vean, usted me puede decir pero no hay resurrecciones en nuestros días, pero si hay resurrección espiritual, nosotros estábamos muertos espiritualmente según la Biblia “aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos) Efesios 2:5; Los que están a nuestro alrededor tienen que ser testigos de que algo asombroso, maravilloso ha pasado en nosotros. Cuan agradable es escuchar a la gente cuando dicen: realmente Dios ha cambiado a esa persona, glorifican a Dios cuando usted deja ver lo que Él ha hecho en su vida. Le tengo una pregunta, ¿sus vecinos, los que lo conocen están glorificando a Dios por el cambió en su vida?

No basta decir que ahora estamos vivos, tiene que verse, lo tienen que notar los demás. La multitud temieron y reconocieron que Jesús era un gran profeta y glorificaban a Dios. Es lo más natural, al principio al ver esta resurrección quedarían atemorizados y perplejos, pero después de darse cuenta de la maravilla que había ocurrido, no pudieron hacer otra cosa que glorificar a Dios.

Conclusión. Jesús pasaba por allí e iba a entrar a la ciudad de Naín, y a la vez un cortejo fúnebre salía de la ciudad para enterrar a un joven. ¿Casualidad? ¡Por supuesto que no! Jesús sabía que tenía que pasar por allí para resucitar a este joven y dárselo a su madre. No se vuelve a hablar de esta viuda, pero su historia ha llegado a nosotros a través de la Biblia. Quizás haya alguien hoy aquí que reconoce que está muerto en sus delitos y pecados, el Señor le está hablando, te está diciendo: “… Despiértate, tú que duermes, Y levántate de los muertos, Y te alumbrará Cristo”. Efesios 5:14; ¡Levántate de los muertos y vive! Ve a Él, clama por vida eterna y Él no te rechazará. Amén.