Los autores bíblicos describieron al pecado con diversos términos. Es únicamente cuando ellos están conscientes de la santidad de Dios que en verdad se dan cuenta de su pecado 1 Reyes 17:18; Salmo 51:4-6; Isaías 6). El primer libro del AT revela cómo los seres humanos fueron creados por Dios sin pecado, mas escogieron actuar en contra de su voluntad revelada y por lo tanto hicieron que el pecado llegase a ser un rasgo endémico de la existencia humana (Génesis 3; Salmo 14:1-3). El pecado es una rebelión en contra de la santidad y de la soberana voluntad de Dios. Por consiguiente, es tanto una condición del corazón, de la mente, voluntad y sentimientos.
El pecado es revelado por la ley de Dios, sin embargo es únicamente cuando el Espíritu Santo ilumina la mente de una persona que ve cual es la justicia que la ley demandaba de nosotros (Romanos 3:20; 5:20; 7:7-20; Gálatas 3:19-24).
Pecado (heb., hatta’the, errar; ’awon, iniquidad, maldad, culpa; pesha’, rebelión, transgresión; ra’, maldad, lo malo; gr. adikia, injusticia, iniquidad, maldad; hamartia, pecado, falta; hamartema, pecado; parabasis, transgresión, infracción, rebelión, contravención; paraptoma, ofensa, delito, pecado, falta, yerro; ponería, malicia, maldad).
ESPECULACIONES HUMANAS SOBRE EL PECADO. Puesto que el pecado es un factor dominante en la experiencia humana a la vez que el tema principal de la Biblia, ha sido motivo de discusiones sin fin. Aquellos que rechazan la revelación de la Biblia tienen con frecuencia conceptos inadecuados acerca del pecado. Consideran el pecado como una ilusión, es decir, que el pecado es sólo un mal concepto basado sobre la falsa teoría de que existe el bien y el mal en el mundo. Por supuesto, esta teoría fracasa al enfrentarse a los hechos de la vida y a la maldad del pecado y niegan naturalmente la existencia de un Dios y sus principios morales.
I LA DOCTRINA BIBLICA DEL PECADO
1. El pecado personal (Romanos. 3:23) es la forma de pecado que incluye todo lo que en la vida diaria está en contra del carácter de Dios. Los hombres en una gran mayoría son conscientes de su pecado personal. El pecado se presenta en una gran variedad de forma o manifestaciones. La idea esencial es que el hombre no alcanza la norma y fracasa en alcanzar el nivel del propio carácter de santidad de Dios. El pecado personal es cometido por individuos de forma voluntaria o por ignorancia. El salmista David decía: Líbrame o Dios de los pecados que me son ocultos (Aquellos que cometía sin darse cuenta).
2. La naturaleza pecadora del hombre (Romanos. 5:19; Efesios. 2:3) es otro aspecto importante del pecado tal como se revela en la Biblia. El pecado inicial de Adán le llevó a la caída, y en la caída él se volvió un ser completamente diferente, depravado y degenerado y sólo capaz de engendrar seres caídos como él mismo. Por lo tanto, cada hijo de Adán es nacido con la naturaleza adámica, siempre está predispuesto a pecar. De acuerdo con Efesios 2:3, todos los hombres «éramos por naturaleza hijos de ira», y toda la naturaleza del hombre es depravada en: su voluntad (Ro. 1:28), su conciencia (1 Ti. 4:2) y su intelecto (Ro. 1:28; 2 Co. 4:4), todo ello está corrompido y depravado, su corazón y entendimiento están cegados (Ef. 4:18). No es que los hombres pequen y se conviertan en pecadores; más bien es que los hombres pecan porque tienen una naturaleza pecaminosa.
3. El pecado imputado. El pecado de Adán en el huerto tuvo como consecuencia que toda la raza humana participara indirectamente de aquel pecado. La Biblia nos dice: «por tanto como el pecado entro en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte paso a todos los hombres, por cuanto todos pecaron» Romanos 5:12. Cuando Adán peco todos pecamos. Este pecado ha sido transmitido a toda la humanidad y como consecuencia somos culpables y llevamos como consecuencia la muerte.
De la misma manera que en Adán todos pecamos, en Cristo todos recibimos vida. «Al que no conoció pecado (Jesús), por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hecho justicia de Dios en El» II Corintios 5:21. Si aceptamos el sacrificio de Jesús como remedio perfecto para nuestros pecados, su justicia nos será imputada a nosotros y seremos hechos justos delante de Dios.
II EL PROBLEMA DEL PECADO EN LA VIDA DE UN CRISTIANO. Habiendo recibido la naturaleza divina (2 P. 1:4), pero reteniendo todavía la naturaleza antigua, cada hijo de Dios posee dos naturalezas; la una es incapaz de pecar, y la otra es incapaz de practicar la santidad. La antigua naturaleza, (la fuente del pecado) y «viejo hombre», es una parte de la carne; el término carne, cuando se usa en su sentido’ moral, se refiere al espíritu y al alma, como también al cuerpo, especialmente en el caso del hombre no regenerado. Por esto es que el apóstol declara: «Yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien» (Ro. 7:18). Por otra parte, teniendo en vista la naturaleza divina que es impartida al creyente, el apóstol Juan dice: «Todo aquel que es nacido de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios» (1 Juan. 3:9). Este versículo enseña que todo cristiano que ha nacido de Dios no practica el pecado. Sin embargo, debe observarse que es en esta misma carta donde se advierte a cada hijo de Dios que no pretenda no poseer una naturaleza pecaminosa (1:8) o que no ha cometido pecado (1:10).
Estas dos Fuentes de actividad que el cristiano tiene en sí mismo se consideran también en Gálatas 5:17, donde tanto el Espíritu Santo y la carne están en una continua lucha, guerra espiritual: «Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen el uno al otro.». Este conflicto existe ciertamente en el cristiano espiritual, y si él se ve libre de los efectos y concupiscencias de la carne, es porque está caminando bajo la dirección del Espíritu.
III. LOS RESULTADOS DEL PECADO
A. Separación de Dios. El pecado siempre ha traído consecuencias nefastas. Cuando el primer pecador, Satanás peco, al llenarse de orgullo y rebelarse contra Dios para tomar el lugar de Dios. Satanás fue destronado por tierra, ya su morada no estaría más cerca de Dios en el cielo. El castigo final de Satanás será ser «lanzado al lago que arde con fuego y azufre» Apocalipsis 20:10, también aquellos ángeles que siguieron al diablo en su intento de rebelión contra Dios, tendrán su parte en este castigo. Estarán lejos de Dios por la eternidad.
Como podemos darnos cuenta, el primer resultado del pecado en nuestra vida es la separación de Dios o de la comunión con El. Dios es santo no hay pecado en El. Cuando Adán y Eva pecaron en el jardín del Edén al desobedecer a Dios y comer del fruto prohibido ellos se escondieron. No podían enfrentarse a Dios sabiendo que estaban en pecado y que habían desobedecido. La consecuencia de su pecado fue ser echados fuera del jardín del Edén.
B. La muerte física. La Biblia nos dice que «la paga (consecuencia) del pecado es la muerte «Romanos 6:23; Cuando Adán y Eva pecaron murieron espiritualmente y como consecuencia la muerte física comenzó a existir, ya no vivirían ellos por siempre, sino que envejecerían y morirían. Esa es la muerte física.
C. La muerte espiritual. La persona que está en pecado está muerta espiritualmente, aunque físicamente camina, habla, escucha, puede ver, trabaja y disfruta de su vida, la realidad es que esta persona está muerta porque Dios no mora dentro de ella, no hay espíritu de vida en esta persona. El pecado tiene como consecuencia todo lo relacionado a la muerte, sufrimiento, enfermedad, problemas familiares, drogas, borracheras, peleas, conflictos y muchas otras cosas malas. La Biblia nos ensena que el diablo, el autor del pecado, vino para matar, robar y destruir, pero Cristo vino para darnos vida y vida en abundancia, esto es Vida Eterna.
D. La muerte eterna. Si usted no nace de nuevo jamás tendrá vida y esto le llevará a la muerte eterna o la segunda muerte, esta es la muerte de la cual no hay oportunidad de escapar. La Biblia dice «pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idolatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda» (Apocalipsis 21:8).
Recordemos el resultado del pecado de Caín al matar a su hermano, fue desterrado y echado de su tierra. La consecuencia por haberse multiplicado la maldad fue el diluvió. La consecuencia de su arrogancia y prepotencia de los hombres después del diluvió fue la confusión de lenguas. La consecuencia del pecado de los de Sodoma y Gomorra fue un fuego con azufre que cayó del cielo dirigido directamente por Dios. El pecado de Acán y sus consecuencias. De David al tomar la mujer de Urías Eteo Betsabe. De Ananías y Zafira en el nuevo testamento, del mago Simón. Y tantos otros.
E. El pecado mancha el alma (Salmo 51:2, 7). En sus palabras, David expresa lo sucio que se sentía delante de Dios por causa de su pecado. David se sentía sucio, manchado, enfermo. El pecado una vez cometido, lo primero que hace es manchar el alma. Esta suciedad
espiritual no puede ser quitada con jabón alguno (Jeremías 2:22). Lo único que limpia, que lava, y quita el pecado es la sangre de Jesucristo. (1 juan1:7;). Lamentablemente muchos que ya han sido lavados por la sangre del Cristo, vuelven a manchar sus almas con el pecado (1 Pedro 2:20-22). El arrepentimiento y la confesión de su pecado, es su única salida (1 Juan 1:9)
F. El pecado daña la conciencia (Salmo 51:4) La conciencia se define como el conocimiento, noción, sentimiento interior por el cual aprecia el hombre sus acciones. Es nuestro juez y juzga nuestra moralidad, nuestra integridad. La conciencia: Aprueba (Romanos 9:1). Reprueba (Juan 8:9). Acusa o defiende los razonamientos del hombre (Romanos 2:15). Enseña que lo que hacemos es bueno o malo (Salmo 16:7). Sin embargo, y por causa del pecado, la conciencia pierde sensibilidad con respecto a lo malo, por lo que se cauteriza, y deja de hacer su función (1 Timoteo 4:2; Efesios 4:19). Ya no pueden ser detenidos o impedidos por la conciencia. El problema llega a ser tan grave, que la persona con su conciencia cauterizada, cree que lo malo es bueno, y lo bueno malo (Isaías 5:20).
Por eso nuestra mente, nuestro razonamiento debe ser “renovado” (Romanos 12:1, 2). De ahí lo importante que es sujetarnos a la voluntad de Dios, y alejarnos del pecado.
G. El pecado mata el alma (Salmo 51:10, 12). El pecado es algo que entra en la vida muy suavemente, pero al fin muerde como serpiente (Santiago 1:14, 15;). El pecado nos mata, nos separa de Dios (Isaías 59:2). Nos lleva a la condenación eterna (Gálatas 5:19-21).
El pecado tarde o temprano sale a la luz y afectará a otros, sobre todo a la familia. Esposas que descubrieron que sus maridos llevaban doble vidas, eran a gay, adúlteros, etc. Ese matrimonio se vino abajo.
Una aclaración aquí. No todo lo malo que le pasa a un cristiano es el resultado del pecado como muchos piensa o juzgan: Job, Pablo, Esteban, Bernabé, le pasaron cosas y no habían pecado. Jesús dijo: «En el mundo tendréis aflicción, pero Confiad, yo he vencido al mundo» Juan 16:33; ver Romanos 7:7-23;
CONCLUSIÓN. El Pecado siempre trajo consecuencias y siempre dejará consecuencias. El Apóstol San Juan nos presenta la salida en su primara carta: «pero si andamos en luz, como el está en luz, tenemos comunión los unos con los otros, y la sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado…Si confesamos nuestros pecados, el es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad» I Juan 1:7,9.
Isaías dice: “Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados.”Isaías 43:25.
Jeremías manifiesta: “Porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.” Jeremías 31:34.
El Autor a los hebreos dice: “Porque seré propicio a sus injusticias, y nunca más me acordaré de sus pecados, y de sus iniquidades.” Hebreos 8:12.
“Y nunca más me acordaré de sus pecados Hebreos 10:17.